Hoy, mi querido Pixel me recordaba lo cabezota que soy. No sé si por mi condición de acuario, o por genes, pero soy terca desde que nací. Total, que me he aventurado a recordar cuales eran mis inicios de cabezonería.
Tenía mis párvulos 9 años cuando a la salida del colegio unos chicos de mi clase me enseñaron un lugar que parecía el mayor criadero de ortigas del reino. Empezaron a contar batallitas sobre sus efectos. Todos sabemos como pican esas dichosas plantas. Pero a mí me venía la imagen de mi abuelo a la mente, que es el único ser humano que he conocido que frotarse las manos con ortigas es como untárselas de Nivea. Él siempre decía que el truco estaba en aguantar la respiración al hacerlo. Así que yo, muy marisabidilla les dije a todos que me sabía un truco para que las ortigas no picaran. Todos, incrédulos, me llamaron mentirosa, y tras decirme que no llevaba razón porque aquello era imposible, me obligaron a que les hiciera una demostración. En un alarde de valentía me dispuse a hacer el truco:
Cogí aire, hinchando mis mofletes al máximo, arranqué unas cuantas ortigas, y me refroté las manos hasta hartarme. Cuando hube acabado todos me miraban perplejos. Jamás se me olvidarán aquellos aplausos, aquellos momentos en los que me convertí en una semidiosa del colegio, pero sobretodo, jamás olvidaré cómo me empezaron a picar las manos. Miré mis palmas, disimuladamente, mientras sonreía: ¡Eran un cuadro esperpéntico! ¡Las manos más coloradas que jamás hayan visto mis ojos!.
Ese día mi madre tardó en venir a buscarme 10 minutos más de lo normal. Los 10 minutos más largos de toda mi vida. Con las manos ardiéndome dentro de los bolsillos, tuve que aguantar las preguntas de los fieles que me acompañaban – ¿De verdad que no te duele nada?- , -¿Y si lo hago yo, me picará?-. Y yo tenía que aguantar escuchándome decir: – No duele nada, por Dios. Si yo cuando digo que tengo razón, tengo razón. Y sí, creo que deberías practicar el truco…-. Pero lo que más me dolía era no llevar la razón, ah no, por ahí yo no pasaba…
Aún sigo dudando de si mi abuelo, es sencillamente acuario como yo y me viene todo heredado. O el truquito verdaderamente funciona…
Comentarios
15 respuestas a «Cabeza dura»
Muy buena la anécdota y ¡si que aguantas!
Una técnica parecida también era aplicable a cuando te querías tragar comida (esa verdura de nuestra infancia) y no te gustaba. Se tapaba uno los oídos. Tan de lo mismo.
Saludos
Antonio
P.D. Enhorabuena por el sitio, el blog me parece personalísimo y eso es algo que valoro mucho.
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con solo una palabra: GeNiAl
15 respuestas a «Cabeza dura»
eres muy grande tia…escribes genial, piensas genial y me encanta todo lo que he leido….
Personas como tu hay pocas…
Decirte que he pasado por casualidad y me he quedado PASMADA…
Enhorabuena por tu blog, me siento tranquila de que la gente con la que comparto el titulo de «la mala de la pelicula» sea como tú…
Ánimo y a seguir luchando!
Un besazo desde Murcia
15 respuestas a «Cabeza dura»
No, a ver…esta muy claro…La Mala…no queria hacerlo..simplemente es que la hicieron mal.
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Entonces además de cabezota soy una papanatas, jajaja 😉
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El truco funcionaba cuando yo era pequeño. Comprobado empíricamente y todo.
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Adiós.
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Como gran gran Gran friki de mafalda, tengo que corregirte todopoderoso Pixel XD Menuda tergiversación de una tira xD
(Guille) ¡¡ME DUELEN MIZ PIEZ!!
(Maf) ¡Pero claro, Guille, si te has puesto los zapatos al revés! 🙂
…
…
– ¡¡ME DUELE MI ODGULLO!!
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XD, leyendo la anécdota del padre, y la tira de Mafalda, no me siento tan mal… Al final los humanos, todos iguales.
Okeimakei, tu respuesta me ha matado, jajajajaja. Seguramente fue culpa de los niños alienígenas, grrr.
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Hay una vieja anécdota, que se cuenta como cierta, en la que un padre sube a una mesa a su hijo y le invita a arrojarse desde ella, exdiéndole los brazos para recogerlo antes de caer. En el último momento, el padre retira los brazos y el niño se pega el hostión total y, cuando rompe a llorar, le dice el progenitor:
– Para que no fíes ni de tu padre.
Bueno, pues eso. Pero está muy bien tu post.
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Por cierto, lo de «de verdad no te duele nada?» me recuerda a una tira de Mafalda. La niña tropezaba y rompía a llorar de una manera exagerada. Manolito venía a socorrerla y le preguntaba «¿te rompiste algo? ¿te duele algo?» Y Mafalda decía «No, es el orgullo».
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ja ja ja ja
Eres increíble.
salu2
Red Pixel (antes Pixel) Acuario y Navarro (cabezota supino)
15 respuestas a «Cabeza dura»
Entonces la mala que hizo mal,adiskide?Era una variedad antropomorfica de las ortigas,una mutacion causada por los niños alienigenas,o simplemente los cientificos de la «explicacion bioquimica» son aun mas cabezones y testarudos que ella?
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El truco Funciona! Muuu , palabra de tauro.Y tiene explicación bioquimica.
15 respuestas a «Cabeza dura»
Si no pones foto no me lo creo.
La mano izquierda es buena, la reflexión también.
Pero como el amor propio no hay nada.