Desde que la vio aquel día, no había conseguido olvidarla. Eran tan increíblemente distinta. No tenía aspecto de ser la típica chica que se mueve en autobús. Las miradas, el roce… Pareció realmente muy incómoda durante todo el trayecto. Sin embargo, no pudo evitar pasarse por aquella parada de autobús todos los días, por si la encontraba: ¿Qué le diría? ¿Cómo la miraría? ¿Podría, al menos, rozarla?
Ella se convirtió en la dulce obsesión que le alegraba las mañanas en la peluquería. Y un día, la vida es la vida, Ella entró. «¿Me pueden lavar y peinar?». Y sí, claro, cómo no.
Mientras observaba sin perderse un detalle, cómo Ella se acercaba, elegante y sinuosa, hasta el lavabo y colocaba allí su cabeza, no dejaba de temblar. Cogió con las manos la larga melena de Ella y la untó de agua templada, recorriéndola cabello a cabello, trazo a trazo. Desde que la vio por primera vez, sintió que Ella desprendía algo de su cabeza. Fluía por ella algo que brillaba y quemaba. Quizá influía el hecho de que Ella fuera rubia, sin embargo era una energía que iba mucho más allá. Sentía que cuando sus dedos traspasaban los cabellos de Ella, del chasquido brotaban estrellas ardiendo. Se iban colocando una por una en el techo del local. La noche perfecta hecha sólo para Ella. «¿Me puedes hacer también uno de esos masajes en la cara y en la cabeza»? Y sí, claro, cómo no.
Al tocarla, sentía como metía sus dedos en una trituradora de placer. Sin duda era guapa, tenía los ojos como dos diamantes enormes de color miel. Las pestañas parecían retazos de noche bordada. Su piel, tostada, como pan de avena. Tenía algunas pecas por encima, que parecían semillas de vida apunto de brotar. Sin embargo sentía, al aplastar sus dedos contra Ella, que el cabello de Ella era lija para sus yemas, y su piel eran cuchillos en el alma. Pero con todo el dolor, con todo el silencio, prosiguió. Daba igual. Ya no había agua que rozara su piel y su pelo, sólo eran lágrimas. Ya no había champú, ni cremas, sólo roja sangre. Daba igual, Ella estaba cada vez más brillante, más dulce, más apetecible, más increíblemente distinta. Ella, se embellecía del néctar de placer ajeno.
«Adiós, buenas tardes. Muchas gracias» Y sí, claro, se marchó.
Comentarios
7 respuestas a «dulce obsesión»
Hermoso
7 respuestas a «dulce obsesión»
Qué bonito!!!! El pelo tiene un poder especial, siempre lo he pensado…
7 respuestas a «dulce obsesión»
Es bonito mientras uno cree en la belleza de anhelar algo que jamás se tendrá.
Para mi desgracia entonces, y fortuna ahora siempre preferí antes que una belleza hirienta, una voz amiga, un abrazo posible, y ahora agradezco tener a quien calentar los pies con los mios en la cama.
El invierno es muy frio como para vivir de ensoñaciones.
7 respuestas a «dulce obsesión»
Hay historias de amor que se escriben aunque no con palabras. Simplemente con puro corazón y deseos y miradas huidizas hacia formas sinuosas.
Y a veces (por suerte) el corazón duele, lo otro sería un poco de mentirijillas ;).
7 respuestas a «dulce obsesión»
Lo dicho reina, te vas superando con cada escrito, no hay nada como desangrarse por los poros, dar tu vida por cualquier razón que a ti te parezca válida, no hay mayor derroche que ese, las endorfinas fluyen para quitarnos el dolor y dejarnos flotando en el limbo…
7 respuestas a «dulce obsesión»
Qué bonito. Y sí…todos acabamos teniendo una dulce obsesión, o viviendo por otra persona antes que por nosotros mismos, pero siempre llega ese momento en la vida en que somos totalmente conscientes de ello: que nos gusta vivir por alguien, no tanto por nosotros. Y a veces, también, el placer ajeno se convierte en lo primario, y el nuestro, el nuestro ya vendrá.
Me sacan una sonrisa tus palabras, y he de decirte que eso, ahora, me reconforta muchísimo. Es, como te dije anteriormente, una parte de otro mundo que me gusta, al que me gusta transportarme porque me siento distinta. Porque me siento bien.
7 respuestas a «dulce obsesión»
..Que cálida resulta esta dulce obsesion….Que dificil mantener los pies en el suelo, cuando te dan todos los dias, unas «raciones» extraordinarias de «helio»…mientras te «desangras», para que esta página no pierda su color…..
Y , si, es cierto….lo confieso….yo tambien aprobecho el nectar de placer ajeno..
No puedo dejar de leerte….