Siempre la imaginé como una de esas preciosas princesas que viven encerradas en un castillo. Con un vestido blanco, su pelo de tirabuzones, y sus grandes e inquietos ojos esperando, y diciendo “ya queda un poco menos”. Sí, porque en su cuento, la princesa está esperando a que llegue ese sueño en el que, un amante galopando en su elegante caballo negro, la recoja entre sus brazos, y marchen juntos a disfrutar de su amor eterno al país de nunca jamás. Por eso, ella se prepara día a día. Lee los mejores libros, peina su pelo con las mejores manos, y sonríe cada mañana con su mejor sonrisa, porque ¡hay que estar preparada por si llegara!
Mientras se convierte en la mejor princesa del mundo, y a pesar de toda su voluntad, a veces ella se entristece. El sueño parece no llegar nunca. Cierra de golpe la puerta de su guarida, y se mete en la cama todo el día odiando la luz del sol. Pero entonces se duerme, y Morfeo le recuerda el por qué del brillo de su cara, el por qué de su mirada, de sus sonrisas y de los bucles en su pelo. Y entonces ella se despierta, y se pone a escribir en un papel de nuevo aquel sueño.
Todo el séquito del castillo la admiraba, ella tenía todo y tan sólo tenía que esperar. Pero un día ella se cansó. Se cansó de todo eso y decidió salir a buscar su sueño. Las envidias que la decisión de huir provocaron no se hicieron esperar y fue, sin duda, la decisión de abandonar todo lo que había anhelado durante años, vista como un acto de cobardía abominable. Pero tuvo coraje, y por una vez se planteó qué esperaba ella de sí misma, y no qué esperan los demás.
Salió de su castillo vestida de princesa y llegó hasta la Gran Vía, bajó para Plaza de España. Miró, más bien observó todo a su alrededor. Sonreía de vez en cuando, y se miraba en todos los espejos. A algunos les parecerió que anduvieras en zigzag. Es igual, tú estás acostumbrada a caminar por encima de las contracciones constantemente. Contradicción al querer hacer algunas veces unas cosas y acabar haciendo otras o las contrarias, en todos los sentidos. Saber que quieres ir hacia delante, y no saber si estás haciendo bien o mal. Saber quién eres y cómo, y lo que realmente uno quiere querer…
Finalmente nuestra princesa llegó los cines Renoir y en la entrada vio a un tipo que parecía ir montado en un corzo negro. Se acercó a él, muy cautelosa. Y cuando estuvo a 3 centímetros de su cara recordó que era miope y no se había puesto las lentillas. Daba igual, ya era tarde, él la había besado y ni tan siquiera le dio tiempo a comprobar si el caballo era real.
-¿Hola?
-Hola Virginia.
-Hombre, ¡al fin te conozco!
Y así fue como esta dulce, tímida, pícara, y sobre todo, nada convencional bruja disfrazada de princesa, conoció su sueño.
Comentarios
10 respuestas a «La bruja que se vistió de princesa»
xenical
news
10 respuestas a «La bruja que se vistió de princesa»
Hay, si quien no ha tenido esas pequeñas ilusiones de la princesa y el principe, pero no dejan de ser sueños e ilusiones…
10 respuestas a «La bruja que se vistió de princesa»
Simplemente darte las GRACIAS por estos cuentos q nos regalas, gracias por dejarnos soñar..(Ohhh)
10 respuestas a «La bruja que se vistió de princesa»
para mi gusto el mejor, hermana. Me parece una joyita. Y cada vez que me meto lo releo que me gusta mucho…jijiji
besazos, tengo mazo de ganas de verte
10 respuestas a «La bruja que se vistió de princesa»
Me gustó un montón este texto.Muy bien.
10 respuestas a «La bruja que se vistió de princesa»
Bueno, menos mal que has vuelto!!!
Y vaya como lo haces, en plan mujerona poniéndose el mundo por montera.
Mira amiga, te pongas como te pongas siempre serás princesa y, luego, reina.
Dale mis felicitaciones a la chica a la que aludes. En cualquier lugar, va y salta la liebre ves?.
Eso de encerrarse… me lo conozco y, la verdad, nadie te va a buscar y, encima, te pones horrorosa, total paná.
Tal vez la vi yo, a la puerta de los renoir.
si, seguramente, me fijé en una chica que era besada, sorprendida y dichosa.
Espero nos tengas al tanto.
Un abrazo maja.
10 respuestas a «La bruja que se vistió de princesa»
«Pero entonces se duerme, y Morfeo le recuerda el por qué del brillo de su cara, el por qué de su mirada, de sus sonrisas y de los bucles en su pelo. Y entonces ella se despierta, y se pone a escribir en un papel de nuevo aquel sueño».
…y que la lucha por lo que ella desee continúe siempre. Amén.
10 respuestas a «La bruja que se vistió de princesa»
Lo que se gana por no ir al ruidosamentee molesto summercase….
Jó, que suerte tuvo Virgi… por tener una amiga que le escriba preciosos cuentos y que, tal vez, se hagan realidad.. o que ya se realizaron.
10 respuestas a «La bruja que se vistió de princesa»
me gustó mucho, bso.
10 respuestas a «La bruja que se vistió de princesa»
Vuelve a casa vuelve….