Estos son días en que los recuerdos que están pegados a tu piel persisten. Te siguen. Y te das cuenta de que por muchos km que hagas, los sitios en los que tú no estás quedan extremadamente lejos de mí. Porque hay palabras rápidas. Palabras que por mucho que corras, siempre te alcanzan. Palabras que esperan a que llegues como un animal manso, de tu ayer, de tu hoy, de tu siempre. Y agazapadas en alguna esquina de algún lugar de tu cabeza, invaden tu carne, atraviesan verticalmente tu cuerpo hasta hacerte erguir el tronco y ponerte en pie. Como si le ganaras por un instante la batalla a la tristeza de lo cotidiano. Como si al abrazarle, la continuidad de los brazos no fueran las manos y hubiera algo bombeando en su lugar. A punto de estallar. Estos días los bailes lentos y las canciones largas llenan las imágenes de mi mente. Días en los que me dejo querer y abrazar en otros hogares y siento otras familias como la mía propia. Los días en los que sé que me he enamorado de él: Una bestia pura, salvaje y llena de convicciones y amor por la vida.
Estos son días en que la poesía es lo que permanece entre mis músculos, y choca y duele cada vez que abrazo, que arrastro, o que miro al cielo. Y claro, papá, te echo de menos. Pero un día, daré el paso más grande del mundo. Levantaré un pie, en alguna dimensión, en algún momento, y en tres minutos se parará el tiempo, acabará el verso, y por fin podrás sonreir al ver cómo mi vida le gana todas las batallas a las tristezas cotidianas. Podrás mirarme a los ojos y pensar ‘lo sabía’ Sabías que yo descubriría lo heróico de esta vida. Sabías que encontraría a alguien en mi camino. Y que encontrar a alguien no significa sólo encontrar a alguien. Encontrar a alguien significa ante todo, tener la posibilidad de crear un mundo. Un espacio. Un tiempo. Inventarlo desordenado y tierno y poético. Honesto, bonito. Un lugar donde divertirse y tirarse al barro. Un mundo donde hay siempre a quien agarrarte de la mano. Un mundo donde hay quien te mira con tanto amor, que acaba recordándote que existes.
Papi, gracias. Gracias por hacerme verlo. Que todo lo que me queda es por ti y es contigo. Sólo ya me habitan la ilusión y el deseo, sólo unas piernas que no paran, y que ya no distinguen la noche y el día si no es por ti, y no es contigo.
Comentarios
8 respuestas a «Si no es por ti, y no es contigo.»
Totalmente de acuerdo con Dieguen: grandioso 2º párrafo. Me ha estremecido.
8 respuestas a «Si no es por ti, y no es contigo.»
Te acabo de descubrir a través de otro de tus textos y tras leer los dos creo que cuando tenga algo de tiempo me sentaré frente a la pantalla para disfrutar leyendote tranquilamente. Es fantástico
8 respuestas a «Si no es por ti, y no es contigo.»
Que lindo texto! a mi tambien se me hace corto.
8 respuestas a «Si no es por ti, y no es contigo.»
…se me hace cortoo! 🙂
8 respuestas a «Si no es por ti, y no es contigo.»
Sólo diré una cosa: Gracias.
8 respuestas a «Si no es por ti, y no es contigo.»
Extraordinario penúltimo párrafo. A qué otra cosa se puede aspirar más que a eso, sí, qué cierto, a que quienes se fueron puedan mirarlo a uno a los ojos y sonreír. Enhorabuena por ese mundo, esa mirada, esa mano. Saludos.
8 respuestas a «Si no es por ti, y no es contigo.»
Ojala me escribas esto a mi algun dia…..
un beso preciosa
8 respuestas a «Si no es por ti, y no es contigo.»
Muchas gracias por compartir tanto talento.