Escribirte no es, ni sería, tan fácil como yo pensaba. ¿Es la realidad parte del encuentro? Yo sólo sé del deseo de que seas quien quieras ser en libertad. Y de ser yo tan sólo la que soy. De realidad teñida de fuegos. De besos para que vayas, vuelvas y despiertes, y me encuentres enredada entre tus piernas. De emociones que aguardan el destello, un chispazo. De cuando sabes que comienzas a rozar suavemente los labios, y no sabes si empieza o termina el misterio. De cuerpos desnudos que no sólo desean esas manos en la piel. De lograr que el placer de ese instante esté acompañado por el susurro de la vida al oído, aventurándote la posible muerte del destino.
Sólo sé que no estaba dormida, no estaba dormida… Sólo estaba cerrada, como las flores en la noche. Esta vez no desperté, ni pude huir de aquel monstruo, ni soñar despertar entre aquellas piernas.
El sol no se acordó de mí. No se acordaron los cielos de darme agua fresca que beber. Mi madre nunca echó de menos no verme nacer, en ese instante. Si la niebla se esfuma, y ya no me cubre la lluvia, ¿qué otra pasión me espera? En el día sólo encuentro aire puro, fresco. Echo de menos escaleras y ventanas, blancos y negros .El hueco es muy grande, demasiado hondo lo que deja aquí la luna cada noche. Nací con la raíz follada al suelo, y de esa pasión… Sólo la arrancan las manos del viento.
Aún no te he dicho nada. Prefiero dejar de hablar… Pero para cuando ya no quede nada de mí, y haya dejado como estelas retazos perdidos, tu figura en el papel, entonces… Cuando no me quede otro destino que dormir, será porque la mañana no me espera. Y buscaré el árbol en el que nací, para leer lo que grabé aquel día, con las yemas de los dedos abiertas…. Y se ahogarán mis manos, los besos que no han sonado, las miradas esquivas, y los ojos que me miraron. Ni intentos, ni rastros de polvo, ni esquinas que acurrucan, ni lamentos, ni reproches. Por el barranco, rodarán los pocos sueños. Ya no los necesito: Ni los te quiero, ni los te olvido
Ni farolas deshaciéndose a tu paso… Y volveré a escribir, lo que grabé en el tronco de aquel árbol:
Te llevaste mi cuerpo. Con él, te llevaste el alma. Pero no te llevaste la ilusión.
Comentarios
7 respuestas a «Lo leerás, y quizá lo entiendas.»
Phentermine.
Phentermine.
7 respuestas a «Lo leerás, y quizá lo entiendas.»
Hola, buscando humo en el google me encontré con esto, que me calza y desviste de manera ruborizante, también necesité volver pero nunca he visto el árbol, no estoy segura de haber grabado algo porque esa es una de las cosas que jamás haría, y buscar besos entre las arruguitas bien cuidadas se hace una labor imposible de concretar.
saludos!
me encantó tu texto
|||ä|DiÖ|||
7 respuestas a «Lo leerás, y quizá lo entiendas.»
me parecen muy buenos, seria algo interesante si escribieras algo sobre engaño o desprecio
7 respuestas a «Lo leerás, y quizá lo entiendas.»
Bueno entender… entender… tal vez ni siquiera comprendí.
7 respuestas a «Lo leerás, y quizá lo entiendas.»
hermoso…
7 respuestas a «Lo leerás, y quizá lo entiendas.»
Joder…ke lirica ke tiene mi niña madre mia, me lo demuestras dia tras dia, pero nunka dejaras de sorprenderme
Por cierto, el duende de mi felicidad siempre seras tú.
7 respuestas a «Lo leerás, y quizá lo entiendas.»
Mi primer visita, muy bueno tu espacio. Espero volver y leer más a fondo.
Un abrazo desde mi Buenos Aires querido.
MentesSueltas.