No la conozco, quizá sea de esas personas que guarda un cuchillo debajo de la almohada antes de acostarse. No la conozco, quizá me entere mañana de que una de sus aficiones es disparar a los gorriones desde su ventana. No la conozco, no. Pero en cinco días ha sido capaz de quitarme el apelmazado pegamento que tenía en cada pestaña. En cinco días sus dedos, traviesos y mañosos, han ido separando los dos párpados de mis dos ojos, mientras de su boca salía la bocanada suficiente de aliento como para apartar los restos de grapas y cemento. En cinco días, ha conseguido hacerme ver, y hacer sin que ella lo pretendiera, que lo primero que mi vista atisbara a enfocar fuera su rostro, separado por un par de mesas de oficina del mío.
No la conozco, pero lo primero que vi en ella fueron sus dos enormes ojos. No son unos ojos normales. Son unos ojos que tienen la particularidad de rozarte el hombro, la mano, e incluso de darte un abrazo desde allí. Son unos ojos inteligentes y vividos. Pero sobretodo, son unos ojos que escuchan atentos, y hasta lo que una no dice, ellos lo ven. No la conozco, pero lo segundo que vi en ella fue una sonrisa cálida y constante que acunó cada una de las palabras que por allí andaban. Flotaban sin demasiada orientación, ya que habían salido de una boca, mi boca, que por esos días tenía a la inseguridad como frontera hacia el exterior. Su sonrisa, las acunó hasta quitarles el miedo. Después las ordenó y las hizo salir, esta vez desde su boca, teniendo ella la valentía como frontera. Como resultado, yo escuché los pensamientos más acertados, sinceros y nobles que mi cerebro había sido capaz de asimilar en muchos meses. Y no sólo los escuché, sino que éstos se fueron metiendo desde mis oídos hacia mi interior de tal forma, que para cuando me di cuenta mi espíritu había dejado de ser transparente. Ahora parecía honesto, e incluso fuerte. Lleno de ideas, y de frases que las unían como en un escudo de la Edad Media, pero hecho de unos valores que yo creía perdidos.
No la conozco, pero lo tercero que vi en ella, fue su forma de caminar y cada gesto con que lo acompañaba. Sus pasos son los de una persona fuerte, que no arrolla. Sus gestos son los de una gota de agua, que se preocupa de que el resto de sus compañeras de charquito anden cristalinas y frescas, para así poder formar ese agua dulce del que todos puedan beber, o quizá reflejarse. Y que sabe, que cuantas más gotas cristalinas haya, y más se mezclen, más manantiales y más ríos habrá. Por eso se preocupa de que todas sonriamos.
No la conozco, desde luego que no. Pero tengo que reconocer que es mi desconocida favorita.
Comentarios
11 respuestas a «Mi desconocida favorita»
Me quedo alucinado por cómo escribes, aunque éso ya estarás harta de oírlo…
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Me encantaria tener esa capacidad para descubrir a los que me rodean. Quizás debería aprender a mirar con otros ojos, porque es un pecado perderse tanta belleza.
Besitos dulces
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A veces el azar poner en nuestro camino a personas que simplemente nos hacen sentir bien.
Eso es lo que me ha pasado a mi contigo. He dado una vueltas por los blogs y te he encontrado a ti. Y leyéndote me he sentido bien lo que ha hecho que te conviertas en un sitio favorito al que pienso volver. Visitame cuando quieras sera todo un placer recibirte.
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Genial manifestación, hoy ando escaso, pero tienes toda mi admiración, bonita composición plena de elogios, de esas que podrían hacer temblar a cualquiera , hoy el blanco resulta casi absoluto , y me alegro
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Hello meangirl…
Cuando despierte mañana (o dentro de un rato) me iré a la playa, pero quería dejarte aqui escrito que creo que es enorme cada letra…. pero sobre todo me encantó eso de:
A veces es más triste el poema que la propia tristeza.
Espero que todo esté muy rebién por ahi.
Un saludo del Kai desde el Sur.
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Hemos vuelto!
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Espero no caer en contradicciones tontas que llevan a la gente a debates absurdos, pero yo si creo que hay un algo, llamarlo destino, Dios, o lo que sea, pero hay un ‘algo’ que nos pone enfrente a personas como las que describes… pueden ser tus amigos, pueden ser desconocidas, o puede ser alguien que te sonríe en el metro que causa un efecto impresionante sobre tí… y ni siquiera lo saben.
Solo hay una cosa que no estoy de acuerdo contigo, y es que con lo que escribes demuestras que tienes el don de poder expresar tus sentimientos y tus pensamientos y hacernoslo sentir a nosotros que te leemos… aunque tu te conocerás mejor, y sabes qué es lo que sientes cuando hablas. Desde mi humilde opinión, sigo pensando que tu capacidad de expresarte son envidiables.
saludos!!
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Que bueno, que alguien despierte esos sentimientos en ti…..Que bueno, que alguien pueda sentir algo así…y saber contarlo como tu lo haces, para que yo tambien lo pueda sentir….Que bueno, sentir tus sentimientos y darse cuenta , que ser un «puñetero sentimental», tiene algun valor….Que bueno tenerte cerca ,Mala favorita, para que sigas despertando en mi esos sentimientos……Que bueno, que me dejes decirte lo que siento…. Que bueno ser la Mala de la Pelicula y sentir algo tan bueno , creo que todos los buenos , tendrian que ser tan malos como tú……. Que buena la casualidad, que me ha traido hasta tí, que mala la rutina, que me separará una semana de tí….
Si fuera tu desconocido favorito, me haria sentir bien , que me contaras tus sentimientos……pero ,por favor, dimelo por escrito, que las palabras se las lleva el viento y es una pena , que se pierda algo tan bonito….
Un besote, mi Mala favorita….Muacksss
11 respuestas a «Mi desconocida favorita»
n_n awwwwwww, malita tu eres mi desconosida favorita, escribes tan pero tan bonito que me haces sentir que me lees el post al oido wiiiiiiiiiiiiiii, cuidese
Salud y rock
atte. Sanshiro
11 respuestas a «Mi desconocida favorita»
Que bonito primi… Tiene que ser genial tener cerca a una persona así, que te transmita tanto.
Os tengo que pasar las fotos del otro dia ¡me encantó veros! Verte a ti fue una gran sorpresa!!!
Muackissssssss
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Creo que deberías llamarte la Grande de la Película, en serio.
Te envidio,no porque conozcas a alguien que te hace sentir así, sino porque eres tan grande que sabes reconocerlo.
Te envidio por esa forma de expresarte, de capturar cada sentimiento y hacerlo perfecto en su sencillez.
Y me siento afortunada por haberte encontrado.
Un abrazo fuerte, pero que muy fuerte.